CHICAGO, una ciudad de espacios urbanos y prodigiosa arquitectura - Revista de ocio | revista de ocio, cultura y viajes
noviembre 30, 2023
Ciudades

CHICAGO, una ciudad de espacios urbanos y prodigiosa arquitectura

En el estado de Illinois, a orillas del grandioso lago Michigan,la llamada “Ciudad de los Vientos” no tiene nada que envidiar a otras grandes ciudades del mundo. Considerada la cuna de los rascacielos, Chicago está repleta de atractivos. Extensos parques, fabulosos espacios peatonales, reconocidos teatros e interesantes museos, playas urbanas, emblemáticos barrios y un skyline característico, hacen que sea un destino turístico que hay que considerar. Una ciudad símbolo de modernidad, que se disfruta desde el minuto uno.

Por Nuria Araguás y A.B.S.  Fotos ©evasion

Aunque Chicago es la ciudad más grande del estado de Illinois, no es su capital, que recae enSpringfield. A pesar de todo, “The Windy City” es una de las ciudades más importantes de Estados Unidos reconocida internacionalmente. 

Atendiendo a su pasado y tras colonizar a las tribus nativas de la región, Chicago no empezó a construirse hasta 1833. Con la incipiente industria de la época que atrajo a multitud de inmigrantes, creció desorganizada y sin control. El llamado “Gran Incendio” de 1871, causó gran conmoción y arrasó buena parte de la ciudad, dando la oportunidad de crear una nueva, resurgiendo de sus cenizas. Afamados arquitectos colaboraron en la reconstrucción que dio origen a la conocida Escuela de Chicago, introduciendo novedades como los edificios de entre 10 y 16 alturas, siendo artífice de los primeros rascacielos. La estética cambió por completo, y marcó tendencia en el diseño urbano estadounidense. Es por ello, que sea conocida por la ciudad de los rascacielos. Estos, de atrayente y actual arquitectura, incorporan un perfil único sobre las aguas del lago Michigan y del río Chicago. La Willis Tower, el primer rascacielos, fue el más alto y famoso en su momento, pero hay cerca de 1.100 edificios de gran altura.

En la actualidad, Chicago es una ciudad dinámica y  diversa, que potencia el arte y la cultura. En los grandes espacios abiertos de los que goza, se exponen originales esculturas de célebres artistas para el deleite de vecinos y visitantes. El Río Chicago divide el downtown, de los barrios del North Side, donde se encuentra el segundo estadio más antiguo de la Liga Mayor de Béisbol, casa de los Chicago Cubs desde 1916.

 Chicago es una ciudad dinámica y diversa, que potencia el arte y la cultura

El sistema y el recorrido del metro elevado es otro distintivo de la ciudad que permite explorarla desde las alturas. En el centro, conocido como “The Loop” o “Chicago L” por los lugareños, las plataformas y las vías se alzan sobre las calles dejando imágenes que identificamos en películas y series, por donde las patrullas de la Policía de Chicago circulan a toda prisa.  “El Caballero Oscuro” , «The Blues Brothers», “Los Intocables”, “El Legado de Bourne”, “Bad Boys”…., están entre otras muchas, ambientadas en esta ciudad. También Al Capone, el gran gánster americano llegó Chicago en los años 20 con la llamada “ley seca”, creando un imperio criminal y convirtiéndose en el Rey del Hampa de Chicago. Asimismo la fusión de culturas, entre las que destaca la afroamericana consolidó la ciudad como capital del blues y del jazz. También goza de una gran tradición teatral y musical cuyo máximo exponente lo conforma el Chicago Theater, de 1921. 

Con estas características, se puede decir que Chicago forma parte de la herencia cultural de EEUU. 

Viajamos a Chicago a mediados de noviembre donde pasaríamos cuatro fascinantes días. Nos alojamos en The Wit Hotel, que con un seductor diseño, ubicación inmejorable y a pocos pasos del emblemático Teatro Chicago, resultó ser la elección perfecta.

Día 1: Deambular por downtown es una forma de descubrir la ciudad. Las patentadas luces del Teatro Chicago y el ambiente de los alrededores, no sólo nos entusiasma, sino que nos indica la dirección a tomar en la primera salida del hotel. Mapa en mano recorrimos las animadas calles entre galerías de arte y los altos edificios en que uno se siente diminuto. Las plazas y callejones tienen mucho que ofrecer, como fueron para nuestra sorpresa, las esculturas a pie de calle de dos grandes artistas españoles. “The Picasso” en la Plaza del Centro Cívico Richard J. Daley o la “Miro’s Statue” en un rinconcito frente a esta misma plaza. 

Otra espectacular obra es el Calder’s Flamingo, realizada por el artista estadounidense Alexander Calder, que se halla frente al edificio Federal Kluczynski, la tonalidad anaranjada choca con la oscura y acristalada construcción que se halla detrás. Muy recomendable visitarla al anochecer, cuando apenas no hay luz y el color del flamingo se vuelve casi de neón. Entusiastas de estos auténticos museos al aire libre, en LaSalle Street con Jackson Blvd hallamos la inspiración de Gotham City.

Antes de subirnos a uno de los edificios más emblemáticos que paso a detallaros en breve, nos dirigimos a Lou Malnati’s a degustar uno de los platos más célebres del que ya habíamos oído hablar, la pizza estilo Chicago. Se trata de una pizza servida en una sartén profunda, de masa muy, muy crujiente. Está riquísima, es bastante consistente ya que el relleno es abundante. Entre los ingredientes de la más clásica se halla la salchicha, salsa de tomate, cebolla, pimiento y queso. Puedes añadir otros y/ o hacerla a tu gusto. Es muy sabrosa, y si se pide algún entrante, puede que no puedas acabarla.

Al terminar, nos dirigimos al distrito financiero de Chicago, donde se levanta la famosa Torre Willis, (originariamente Torre Sears), un moderno y atractivo edificio de oficinas. Su construcción se inició en agosto de 1970 y durante casi 20 años defendió el récord de edificio más alto del mundo.  Actualmente, el mirador situado en la planta 103 Skydeck, es una visita obligatoria y una atracción turística de la ciudad. De vastos ventanales, esta plataforma de observación resulta innovadora con balcones de cristal que permiten vistas en todas direcciones, dando la sensación de estar suspendido en el aire. Para entrar al hueco acristalado encontramos una larga cola de aproximadamente unas dos horas. Como es de comprender, nos quedamos sin la tan popular fotografía, pero disfrutamos igualmente de las imponentes vistas del anochecer que nos ofrece el resto del recinto. Quizá el encendido de las luces de la ciudad al atardecer, es el elegido por la mayoría, y un mal momento debido a la gran afluencia de público. Un dato a tener en cuenta si no quieres perder dos preciadas horas esperando tu turno.

De vuelta al hotel, utilizamos las muy recomendables Divvy Bikes, bicicletas públicas que con una tarjeta de crédito, sacas y devuelves en los receptores que se hallan distribuidos por la ciudad. Las bicicletas se encuentran en buen estado y nos funcionó a la perfección. El carril bici, aunque desaparecía en algunos tramos, no nos pareció peligroso, y el camino resultó ser bastante llano. Nos costó 3$, encontrando otra estación de bicicletas junto al hotel. Una muy grata experiencia.

 La llamada “Ciudad de los Vientos” no tiene nada que envidiar a otras grandes ciudades del mundo

Día 2: El segundo día de nuestra estancia y con un sol radiante, nos lanzamos a conocer los parques a las orillas del lago. Comenzamos la ruta visitando el Chicago Cultural Center. Un bonito edificio neoclásico, que ofrece elementos de interés arquitectónico y fue diseñado como biblioteca de la ciudad. Los salones y galerías presentan columnas dóricas, puertas de caoba, techos ornamentados, escaleras palaciegas, paredes de mármol, mosaicos, vestíbulos abovedados y una valiosa cúpula de vidrieras estilo renacentista. El Preston Bradley Hall, está coronado con una austera cúpula de cristal de 12 m de diámetro de Tiffany diseñada por el artista J. A. Holtzer. El Centro, afirma que es la cúpula de Tiffany más grande del mundo. Una maravilla de edificación en la que además se realizan exposiciones y la entrada es gratuita. No se puede pedir más. Tiene varias entradas por la calle Randolph y Washington. 

Cruzando la Avenida Michigan nos topamos con Millennium Park. Justo encima de la pista de patinaje se halla su símbolo más emblemático, la “Cloud Gate” aunque recibe el apodo y es más conocida como de  “The Bean” debido a su forma. Construida entre 2004 y 2006 por el artista Anish Kapoor, la escultura, inspirada en mercurio líquido, refleja en su impoluta superficie los alrededores de la plaza rodeada de rascacielos. Tiene 3,7m de altura y se puede pasar por debajo, donde, una cámara cóncava, deforma y multiplica los reflejos. Es espectacular en su conjunto, y nos pareció todo un descubrimiento, sorprendiéndonos gratamente, nada que ver con lo que esperábamos. Estuvimos un buen rato disfrutando de la instantánea desde todos y cada uno de sus ángulos. Una oportunidad única por las propiedades reflectantes de las que goza.

Enfrente, el Pritzker Music Pavillion , diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry ofrece conciertos al aire libre durante la temporada de verano. Como complemento a esta apuesta arquitectónica y con gran admiración, recorrimos el sinuoso puente peatonal de madera que nos ofrece vistas al lago, y conecta el Millenium Park con la Daley Bicentennial Plaza. Un soberbio diseño sin meternos en detalles.

Otra de las atracciones del Millennium Park es la Fuente Crown, diseñada por el artista español Jaume Plensa, que consta de dos muros de 15 metros de altura, uno frente a otro en los extremos de una plaza pavimentada. Cada muro ilumina y proyecta desde dentro, imágenes de rostros de vecinos de la ciudad, previamente grabados que cambian cada 5 minutos. Gesticulan, sonríen lentamente, hasta que abren la boca por la que sale un chorro de agua que cae con estrépito al pavimento. Cuando termina, el agua fluye también por los laterales en forma de cascada, hasta una nueva proyección. Otro espectáculo al aire libre, lugar de descanso y entretenimiento, que en la época de verano agradecen niños y adultos, pues claramente incita a un remojón.

Muy cerca de este lugar, con dos grandes leones de bronce flanqueando la entrada, The Art Institute of Chicago alberga célebres obras de arte de diferentes épocas, que le convierten en uno de los principales museos de EE. UU.. Al otro lado del edificio de estilo renacentista, se encuentra la señal que da inicio a la famosa Ruta 66, que une la ciudad de Chicago con California.

El tiempo nos acompañaba y alquilamos de nuevo las Divvy Bikes sin saber que sería todo un acierto. Nos dejamos llevar pedaleando bajo un brillante cielo azul por los senderos de Grant Park descubriendo plazuelas, jardines y verdes rincones que contrastan con la altura de los edificios que nos rodean. Desconocemos si está prohibido circular en bicicleta dentro del parque, pero apenas encontramos a nadie, recreándonos de nuevo en esta fabulosa y tranquila parte de Chicago.

Llegamos a la Buckingham Fountain, un importante monumento inspirado en una fuente del Palacio de Versalles, de tipo rococó. La bordeamos, es bastante grande y simboliza el lago Michigan. Cuatro estatuas de caballos representan a los estados que lo limitan: Wisconsin, Michigan, Indiana e Illinois. De abril a octubre se realizan espectáculos de luz y agua. Por la noche se ilumina.

Llegó un momento en que el camino de tierra por el que circulamos junto al parque desapareció y no tuvimos  otra que cruzar la carretera. Llegamos a el Chicago Lakefront Trail, una avenida de 29 Km que corre a lo largo del lago, y que atraviesa y conecta diferentes parques y playas. Esta calzada es un lugar muy popular para realizar actividades al aire libre. Nos cruzamos con viandantes, patinadores, ciclistas, corredores disfrutando de tan bonito día…. Un hermoso lugar de recreo, que ofrece unas vistas impresionantes de la costa y el perfil de la ciudad. 

Dirección sur, llegamos al Museum Campus que fue inaugurado en 1998, entre sus senderos alberga tres de los museos más importantes, el Field Museum of Natural History, el Shedd Aquarium y el Adler Planetarium.

En el Field Museum of Natural History, destaca “Sue”, el más grande, completo y mejor preservado de los Tiranosaurios Rex jamás encontrados. Un sitio ideal para la visita con niños.

Después de tomar miles de fotografías frente al skyline con el lago a nuestros pies, deshacemos el camino emprendiendo la ruta norte, con el fin de llegar al conocido Navy Pier. Por el camino hicimos varias paradas dedicadas a la contemplación. En concreto, una de ellas fue la sesión de fotos de una boda, una buena elección con tan bellísimo escenario.

El Navy Pier es un largo muelle que durante la Segunda Guerra Mundial fue lugar de adiestramiento de la Marina. Reconstruido como centro comercial y recreativo, es actualmente un lugar de ocio para todos los públicos, con tiendas, restaurantes y varias atracciones de feria, entre las que destacan la gran noria “The Centennial Wheel” que funciona todos los días del año, o el paseo en barco por el lago. 

 CHICAGO es sin dudarlo, un destino que hay que contemplar. Un descubrimiento y una sorpresa que disfrutamos muchísimo

Dejamos las bicicletas en un receptor situado en la entrada al muelle, y después de recorrerlo, cenamos en el “Bubba Gump”, un lugar muy divertido inspirado en la película, decorado con fotografías, trajes y otros abalorios del rodaje. Ofrece un tipo de cocina americana basada en mariscos que nos gustó mucho. Nos tomamos unas gambas picantes estilo cajún y unas ribs con unas cervezas. Para terminar estuvimos curioseando la tienda de merchandising. Satisfechos por este día tan intenso, solicitamos un Uber que nos llevó al hotel.

Sin duda la bicicleta es una de las formas más divertidas y placenteras de recorrer esta extensa área junto al lago.

Día 3: Riverwalk y paseo arquitectónico en barco 

El Riverwalk es una zona situada en el mismísimo downtown, donde el río Chicago presenta un bonito camino ribereño entre monumentales construcciones, restaurantes, puentes, muelles, e incluso algunas áreas de pesca. Las dos grandes torres gemelas que no pasan desapercibidas, las “Marina Towers”, nos marcan el camino a seguir.

Se trata de torres residenciales, reconocibles por majestuosas terrazas de forma curva, que las diferencian del resto. Con 65 plantas cada una, las primeras están destinadas a un aparcamiento en rampa que se puede ver desde la calle. Son varios los vehículos que circulan por ellas y algunos aparcados. Dispone de servicio de aparcacoches, por si algún propietario teme caerse al río, hecho que apunta que pueda haber ocurrido alguna vez. Bajo la plataforma en la que se asientan las torres sobre el río, se alinean pantalanes privados para los propietarios con embarcación. Todo un lujo. Fueron construidas por Bertrand Goldberg, que planteó un proyecto que permitiera vivir y trabajar en el centro. El complejo se denominó Marina City y se le acredita como el responsable de reimpulsar proyectos residenciales dentro de las ciudades. 

Caminando en pocos minutos llegamos a la ostentosa Trump Tower, el Wrigley Building con la torre inspirada en la Giralda de Sevilla, La Tribune Tower, el pintoresco puente basculante DuSable…. y frente de este último, el Chicago Architecture Center

Este es un lugar muy interesante que nos ofrece, entre otras muchas cosas, un notable vídeo de la historia y reconstrucción arquitectónica de Chicago tras el gran incendio. Es también, donde se adquieren las entradas para realizar un crucero arquitectónico en el First Lady Cruises, un paseo de dos horas por la memoria de la ciudad, que con un guía profesional enseña y explica las peculiaridades de cada construcción, y que nos deja imágenes increíbles que no esperábamos. 

Alineados en ambas orillas, los rascacielos en su mayoría acristalados, se reflejan unos en otros, como en un espejo, visualmente es sensacional. Este paseo es sin dudar, una de las mejores cosas que puedes hacer. Cuando la embarcación sale al lago y gira para regresar, la vista de la ciudad, vuelve a ser un espectáculo. 

Una vez en tierra, caminamos por la Magnificent Mile, la milla de oro de Chicago, donde en medio de gigantescos rascacielos se halla uno muy atractivo por su antigüedad, y por el contraste con los que le circundan. Se trata de la Historic Water Tower, un superviviente al gran incendio y cuya función era albergar agua del lago Michigan. Un poco más adelante, llegamos a John Hancock Center, donde otro observatorio 360º ofrece una de las mejores vistas de la ciudad y la laguna. Como opción, en la planta 96, una cafetería nos ofrece varias perspectivas mientras tomamos algo.

Para finalizar el día nos dirigimos a otro de los lugares representativos de Chicago: “Portillo’s”, un clásico de comida rápida y económica, en un animado local donde probamos, al fin, los perritos calientes de carne de ternera al estilo Chicago.

De regreso, descubrimos “Rainforest”, un restaurante temático para niños ambientado en la selva, que no pasa desapercibido por tan curiosa fachada. En el interior, además de rincones con grandes animales, sonidos y cascadas, una tienda nos ofrece originales souvenirs para llevar un recuerdo sobre todo, a los más pequeños. Un lugar genial para comer con niños.

DÍA 4: El último día en Chicago lo aprovechamos al máximo. Habíamos contratado desde Madrid un tour privado en coche de 3 horas para ver las zonas más alejadas, Hyde Park y la zona universitaria, también compramos entradas para ver a los Chicago Bulls contra los Miami Heat, y, no podíamos dejar Chicago sin escuchar música en vivo en el House of Blues.

El tour comenzaba a las 12.00h y a primera hora de la mañana, al tener cercana la estación de metro, decidimos recorrer la parte circular de la línea naranja que discurre por el “loop”, el corazón de Chicago. Subimos las escaleras al andén elevado (se indica previamente el color de línea a la que accedes) y compramos “in situ” los billetes. Hallarnos sobre una de las principales avenidas y experimentar el bullicio desde las alturas, ya valía la pena. Una vez sentados en ventana, nos deleitamos muchísimo. Recorrimos las calles de la ciudad desde una perspectiva única; cruzamos sobre otras vías, observamos rincones desolados entre las curvas de un circuito de scalextric, y transitamos tan cerca de las ventanas de algunos edificios, que se puede vislumbrar lo que acontece en su interior. En definitiva, descubrimos un poco más, el espíritu de Chicago. Nos llevó alrededor de media hora con el único arrepentimiento de no haber dejado algo de tiempo, para realizar este mismo tramo “de noche”, o quizá haber explorado alguna línea más. 

Recorrimos las calles de la ciudad desde una perspectiva única

Una vez en el hotel, un transfer con un guía nos llevó a Hyde Park/Kenwood, un barrio multicultural que alberga el Campus de la Universidad de Chicago. Circulamos por los parques, jardines y pabellones de la Universidad. Pasamos por la casa Frederick C. Robie, construida en 1910, representativa de las llamadas «casas estilo pradera», un ejemplo arquitectónico obra del arquitecto Frank Lloyd Wright. Vimos varios edificios de arquitectura gótica y museos que resultan muy pintorescos. Nos señalan que Barack Obama ejerció de profesor de la facultad, y además de él, muchos políticos afroamericanos de Chicago viven o han vivido en Hyde Park. Este barrio acomodado, ha sido el hogar de personas célebres como Oprah Winfrey. Observamos casas muy sofisticadas, y sorprenden unas plataformas circulares grabadas en el suelo, delante de los elegantes halls que se hallan custodiados por conserjes brillantemente uniformados. Al situar un vehículo sobre estas plataformas, estos desaparecen bajo el pavimento. Una forma bastante cómoda de aparcar en un barrio cosmopolita que vale la pena explorar.

También nos enseñan el antiguo Palacio de las Bellas Artes, construido para la Exposición Universal de Chicago de 1893. Un bonito edificio de estilo neoclásico que es actualmente el Museo de Ciencia e Industria, uno de los mejores museos interactivos de EEUU, en el que se puede encontrar descubrimiento, entretenimiento y aprendizaje para todas las edades. Hay que dedicarle al menos dos horas. 

Muy cerca del museo, en verano, son muchos los que frecuentan la playa urbana de la calle 57.

Tras terminar el tour, nos preparamos entusiasmados a asistir a una experiencia que no olvidaremos. En el United Center, hogar de los Chicago Bulls, (cuyo logo característico es un toro rojo) se disputaba el partido de la NBA entre los Bulls y los Miami Heat. 

Llegamos pronto para disfrutar del gran ambiente previo al evento. Nada más entrar, en el vestíbulo de la entrada principal nos fotografiamos junto a la afamada estatua de bronce “The Spirit”. Un homenaje, al que es considerado el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, Michael Jordan, que lideró a los Chicago Bulls en seis campeonatos de la NBA. Curioseamos las tiendas oficiales, bares, barras, comida típica americana, palomitas, puestos de hot dogs, marcas de cerveza…etc., que se hayaban distribuidas por los pasillos de acceso. Música, luces, gente y mucho alboroto indicaban la magnitud del evento. Ya se sabe …¡Todo a lo grande! 

La entrada al pabellón era impresionante. En mitad de la pista colgaban gigantescas pantallas led, que anunciaban el espectáculo y publicitaban a los sponsor. Había muchísimo movimiento y agitación. Prensa, TV, gentío en el terreno de juego y en los bancos situados alrededor de la pista, la gente se saludaba con agitación, parecía que eran personajes acreditados de este deporte u organizadores del evento. Observamos muchos agentes de seguridad con micros en todos los laterales de la pista. Miraras donde miraras, el ambiente era en sí, una fiesta. Cuando se apagaron las luces y los focos se centraron en la pista, el estadio se vino abajo, uno a uno fueron presentando a los jugadores de ambos equipos con ese tono que sólo hemos escuchado en películas americanas. Acto seguido comenzaría la música e irrumpirían las famosas “cheers leaders” que tras una perfecta y sincronizada coreografía lanzarían camisetas al público, algo que se repetiría en varias ocasiones a lo largo del partido. No había descanso para los espectadores, en la pista siempre había actos de exhibición y entretenimiento continuo en las pausas del juego. La diversión estaba garantizada. Anotar que tuve la fortuna de coger una camiseta que vino volando a nuestras manos, llevándonos además un preciado recuerdo. 

Y como no habíamos tenido ocasión anteriormente, probamos las crujientes y sabrosas Garrett Popcorn,  estilo Chicago Mix, una combinación de palomitas dulces de caramelo y palomitas saladas de queso cheddar. Una explosión de sabor y también de calorías. ¡Hay que atreverse!

Aunque los visitantes lograron la victoria (108-116), siento decir, que el resultado fue lo de menos. El show durante las tres horas y media que estuvimos allí fue excitante y continuo.

Con la energía que proporciona este tipo de eventos, y en la última noche, nos dirigimos al célebre House of Blues, un clásico con un ambiente único, donde se puede degustar cocina americana a la vez que disfrutas de actuaciones musicales de calidad. Los precios son bastante razonables y las hamburguesas tienen un toque de autor. La decoración del local es todo un arte. Como recuerdo nos llevamos unas curiosas camisetas de la tienda.

CHICAGO es sin dudarlo, un destino que hay que contemplar. Un descubrimiento y una sorpresa que disfrutamos muchísimo y que formó parte de una parada en la ruta a Miami, destino final. Ciudad que expondremos en el próximo número y que esperamos también os guste tanto como a nosotros. 

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