MEDINA AZAHARA, LA CIUDAD CALIFAL MÁS HISTÓRICA DE ESPAÑA

Fecha: 17 de septiembre de 2020 – Actualizado: 17 de septiembre de 2020
Medina Azahara, castellanización del nombre en árabe, مدينة الزهراء Madīnat al-Zahrā, fue una ciudad palatina o áulica que mandó edificar el primer califa de Córdoba, Abderramán III, a unos 8 km en las afueras de Córdoba en dirección oeste, a los pies de Sierra Morena.
Texto e imágenes facilitados por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía
Los principales motivos de su construcción son de índole político-ideológica: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad, símbolo de su poder, a imitación de otros califatos orientales y sobre todo, para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, el recién instaurado Califato fatimí de Ifriqiya, la zona norte del continente africano. Además de oponentes políticos, lo eran también en lo religioso, ya que los fatimíes, chiíes, eran enemigos de los omeyas, mayoritariamente de la rama islámica suní.
Medinat al Zahra
El yacimiento arqueológico de Medina Azahara está declarado Bien de interés cultural en la categoría de Monumento desde el año 1923, además de ser declarada oficialmente como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco el 1 de julio de 2018. En 2019 recibió más de 285.672 visitantes, siendo uno de los espacios culturales más visitados de Andalucía.
Pyxid Al Mughira, Cierva, Lucernario
La historia de Medina Azahara comienza con Abderramán, III, y su decisión de construir una ciudad a las afueras de Córdoba, entre los años 936 y 976. Ciudad que en su conjunto va aglutinar las labores tanto administrativas como residenciales del califato. Aprovechando la orografía del terreno, se diseñó una ciudad a partir de las alturas existentes, donde la terraza superior estuvo ocupada por la función privada y residencia de la familia real, así como la función gubernativa.
Excavacione en Medina Azahara
En la altura inferior es donde se desarrollaron propiamente la ciudad con los servicios propios. El abastecimiento de agua era posible utilizando la antigua canalización de época romana. La conexión con la ciudad de Córdoba, se realizaba a partir de tres puentes que salvaban los arroyos existentes. De estos puentes todavía hoy se conserva el puente de los Nogales.
Mezquita Medina Azahara
Los materiales que se utilizaron en su construcción nos hablan del gran interés por parte del monarca de mostrar su gran poder y supremacía. Los fastos de la corte se desarrollaban en un escenario con piedras areniscas, mármoles portugueses, estanques y jardines.
Edificio Basilical Superior
EL SALÓN RICO
El denominado como salón de Abd al-Rahman III, salón oriental o simplemente salón rico constituye la parte más valiosa de todo el conjunto arqueológico, tanto por su calidad artística, como por su importancia histórica, siendo considerado sin discusión alguna el auténtico símbolo y emblema de todo el conjunto califal de Madínat al-Zahra.
Patio de los Pilares
Nadie pone en duda en la actualidad que este salón era el eje central del recinto palaciego, considerado por unanimidad entre los especialistas como el salón de las grandes ceremonias palatinas, fiestas, ceremonias, recepción de embajadores extranjeros y salón del trono, por eso, no debe extrañarnos la suntuosidad y riqueza de su decoración, de la que ha derivado el apelativo de salón rico. Abd al-Rahman III, amante del boato cortesano, gustaba de impresionar a sus visitantes, a los que generalmente recibía aquí, por eso el lujo y el virtuosismo del arte califal alcanzan su punto culminante en estas habitaciones.
Salón Rico
La construcción del salón duró tan solo tres años, tal y como los investigadores han podido averiguar por las inscripciones epigráficas aparecidas en las basas y pilastras de su interior, que nos dan una cronología que va del año 953 al año 957. Por otro lado, la brevedad cronológica y la efímera vida de Madínat al-Zahra nos aseguran no obstante estar ante la presencia de un conjunto decorativo y arquitectónico muy unitario, lo que nos permite admirar en este salón, sin añadidos posteriores, el arte califal omeya del reinado de Abd al-Rahman III en todo su esplendor.
Portada de la vivienda de Ya’far
El salón rico no es propiamente un único espacio diáfano, tal y como su denominación nos puede llevar a creer, sino que en realidad se trata de un conjunto de espacios y salas compartimentadas, formando todas ellas en conjunto la morfología de un único salón dividido por arcadas. Estructuralmente, la sala tiene planta basilical de tres naves longitudinales con otra transversal en su entrada que hace las veces de pórtico, con unas medidas exteriores de 38 × 28 metros. Las cabeceras de estas tres naves longitudinales aparecen rematadas por arcos ciegos de herradura, en uno de los cuales, el central, se supone que estaría situado el trono desde donde el califa dirigía el ceremonial palatino. El eje central del conjunto es la nave central longitudinal, separada de las restantes naves laterales por un conjunto de seis arcadas de herradura a ambos lados, mientras que de la transversal, se separa por tres arcos también de herradura. Junto a estas tres naves centrales y en paralelo, flanqueando ambos lados, se sitúan dos naves exteriores divididas en tres cámaras de desigual tamaño.
Muralla occidental jardín alto
Si en algo destaca el salón rico es por su fastuosa decoración. En primer lugar hay que destacar el constante uso del arco de herradura califal con policromía bicolor y con la tan característica alternación de dovelas en rojizo y en tonos carne provenientes de la piedra arenosa original destinada a la construcción, muy semejantes a las existentes en la mezquita (actual catedral) de Córdoba. Los arcos están sostenidos a su vez por columnas de mármol de primerísima calidad que alternan los tonos rosados con los azules claros, produciéndose de este modo un curioso juego de colores. Los fustes de las columnas aparecen rematados por los característicos capiteles de avispero.
Córdoba
El resto de la superficie de la pared se recubría íntegramente con finos paneles decorativos tallados en mármol. El tema elegido para los paneles tenía un alto simbolismo cosmológico, algo muy en concordancia con la techumbre de madera que recubría la estancia, donde estaban representadas las estrellas en una clara alusión al firmamento. El motivo labrado en los paneles representaba el árbol de la vida, un motivo exportado desde el viejo oriente. Los tableros eran ejecutados de manera simétrica sobre un eje. Por otra parte, el relieve cortado verticalmente le proporcionaba a la decoración una calidad gráfica abstracta, mientras que la decoración interna, cortada también de manera dura, estaba constituida por facetas y cogollos de hojas, así como cálices de flores, que son motivos muy típicos del arte hispano-omeya.