FRIGILIANA: LUZ DE ANDALUCÍA

Fecha: 23 de marzo de 2019
En la zona más oriental de la comarca malagueña de la Axarquía, en el Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, se descubre, asomada al Mediterráneo, la Villa de Frigiliana, con una población aproximada de 3.000 habitantes.
Texto y fotografías cedidos por la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Frigiliana
Atrescientos metros sobre el nivel del mar y con un microclima subtropical, surge, como despertando del pasado, su elogiado y premiado Casco Histórico. De herencia morisca, sus las calles estrechas, sinuosas y empinadas, los pasadizos, adarves y revellines forman un singular entramado urbano de pequeñas casas que se encaraman unas sobre otras.
Se trata de una estructura a la que muchos han calificado como el conjunto arquitectónico popular de origen árabe más puro de la provincia de Málaga. Entre los reconocimientos oficiales otorgados destaca el Primer Premio Nacional de Embellecimiento de los Pueblos de España en 1982.
Frigiliana cuenta con una amplia gama de servicios turísticos para satisfacer la demanda del visitante. Una variada gama de alojamientos (establecimientos hoteleros, apartamentos turísticos y casas rurales) y un buen número de restaurantes que ofrecen todo tipo de opciones gastronómicas de la cocina local, nacional e internacional.
El choto frito en salsa de almendras, los variados potajes de verduras frescas (mención destacada merece el potaje de bacalao en Semana Santa, manteniendo así la tradicional cuaresma), las migas…son algunos de los platos típicos de la cocina autóctona, todo ello elaborado con aceite de sus olivares y regados con los ricos caldos moscateles de sus viñedos, sin olvidar, por supuesto, las recetas elaboradas a base de la miel de caña: berenjenas fritas con miel de caña, arropía, marcochas…
Algunas tradiciones artesanas autóctonas perviven en Frigiliana, y materiales como el esparto, las calabazas de agua, la cera, el cristal, la arcilla, madera o lana se convierten en bellas obras de singulares acabados que pueden adquirirse en los comercios del Casco Histórico.
FIESTAS Y TRADICIONES
Frigliana celebra sus fiestas patronales el 20 de enero (San Sebastián) y el 13 de junio (San Antonio), ésta última coincide con la Feria, de entre cuyos actos destacamos la Romería, por su especial interés al conmemorar la victoria cristiana sobre los moriscos en junio de 1569.
Entre las tradiciones de carácter religioso, la celebración de la Semana Santa, goza de un gran prestigio en un ambiente de gran respeto y recogimiento que se acentúan durante la procesión de la soledad, el Viernes Santo, en la que suelen participar las mujeres rigurosamente vestidas de negro en un recorrido por el casco antiguo acompañando e iluminando con sus velas el camino de la Dolorosa.
Tampoco podemos dejar de asistir a la explosión de la primavera en el día de la Cruz, el 3 de mayo, en el que las calles y plazas se siembran del especial colorido de las cruces florales elaboradas por los vecinos que dan a degustar a los visitantes productos de la gastronomía local. Y aunque es una tradición muy joven, desde 2006 Frigiliana despide el mes de agosto con el Festival Frigiliana 3 culturas, un encuentro de música, gastronomía, cultura y fiesta congrega en nuestro pueblo a miles de personas.
Durante el último fin de semana de agosto Frigiliana se engalana de fiesta para ofrecer esta actividad lúdico-cultural ,transformándose en foro de encuentro y convivencia entre las tres grandes culturas. Música, gastronomía, cultura, como nexo de unión en paz. Se pone especial cuidado en abarcar diversas actividades que ofrecen un completo abanico de opciones para todos sin importar edad o procedencia.
Así pues, el festival cuenta con actuaciones musicales de alto nivel artístico en un entorno relajado y familiar, conferencias sobre temas relacionados con las tres culturas, exposiciones, jornadas gastronómicas y una muestra de la gastronomía popular en la ya muy exitosa Ruta de la Tapa en diferentes bares del pueblo.
Actividades de animación de calle que incluyen: pasacalles con música, juegos malabares, fakir, danza del vientre y también actividades infantiles con juegos tradicionales, cuentacuentos, teatro infantil, títeres…. Todo ello con un mercado de las tres culturas en el que se ofrecen originales productos al visitante llenando las calles con un ambiente cosmopolita y festivo.
El impresionante éxito de visitas y críticas de la I Edición en 2006 animó al consistorio a preparar un II Festival con más espacio, más actividades, y mayor oferta, volviendo a acertar de pleno con lo que nuestros visitantes requerían, consolidánose así este Festival que ya ha sido considerado de singularidad turística en la provincia. Las ediciones de 2007 y 2008 siguieron cosechando un gran éxito de visitas, y en cada edición se ampliaba el espacio para actividades, conciertos y mercado, llegando a recibir más de 20.000 visitas en los cuatro días que dura el Festival.
LAS CALLES DE FRIGILIANA
Cada rincón del casco antiguo tiene su identidad particular, aunque siempre se encontrará con calles empedradas generalmente empinadas, y una limpieza extrema, responsabilidad casi exclusiva de cada vecino. Plantas y flores adornan los rincones y la blancura de las fachadas que llenan de luz las preciosas calles hacen del casco antiguo el mayor encanto de Frigiliana.
Calle Real es la arteria principal del casco histórico, única transitable por vehículos, de la que parten todas las calles, callejuelas y callejones que nos llevan al «Barribarto». En su recorrido encontraremos el Ayuntamiento y La Plaza de la Iglesia y también calle «El Zacatín», una de las más vistosas y emblemáticas. Solía darse el nombre de Zacatín a aquellas plazas o calles donde se vendía ropa, de hecho no es Frigiliana el único pueblo que tiene un «zacatín», así que no sería de extrañar que fuera esta calle el lugar destinado a la venta de ropa en tiempos pasados.
Otra calle con una historia detrás es la dedicada a Hernando El Darra. Se habían hecho fuertes en Frigiliana los moriscos rebeldes, aunque la vista de las tropas imperiales con sus arcabuces y corazas sembró el pánico. El Darra ordenó a sus tropas pertrecharse en la zona más alta de la ciudad y allí se aprovisionaron de rocas, ruedas de molino y todo aquello que se pudiera arrojar, reforzando las defensas. En un primer momento el ataque fue rechazado pero según avanzaba la batalla parecía que la suerte morisca ya estaba echada. El Darra se escabulló y su cabeza alcanzó un alto precio, pero nunca fue traicionado y logró escapar desde Maro hacia África. Posteriormente Felipe II le perdonó y le restituyó sus posesiones, incluso le recibió en la corte, fue entonces cuando volvió a su Fixinia.
Otro de los puntos más pintorescos es el Callejón del Peñón en el Barribarto, a cuyo pie disfrutaremos de unas increíbles vistas de todo el pueblo, así como la vecina costa de Nerja.
GASTRONOMÍA
La cocina tradicional de la Axarquía tiene en Frigiliana un referente de primera magnitud. Los productos naturales de la tierra: miel de caña, el aceite de oliva virgen, los ricos caldos moscateles de sus viñedos y las verduras frescas de sus huertas, conforman una de las cocinas más singulares de la provincia. Destacan platos tan exquisitos y peculiares como los elaborados tomando como base la carne del choto. Se prepara frito, bien al ajillo o con variedad de salsas, siendo una de las más exquisitas la salsa de almendras.
Los potajes tan propios de la cocina axarqueña alcanzan en Frigiliana multitud de variantes locales que los diferencian de los del resto de la comarca. De esta forma, potajes como el de coles, el de hinojos o el de Semana Santa a base de bacalao, junto con las tortillas de huevo y harina mojados en miel de caña, se considera el típico menú de vigilia propio de la celebración religiosa a la que debe su nombre.
Las clásicas y típicas migas a base de pan y harina de maíz acompañadas de pescado fresco del Mediterráneo, hortalizas o chorizo y morcilla para los más osados, pueden degustarse en los establecimientos hosteleros de Frigiliana durante todo el año, aunque para los vecinos de la villa es costumbre generalizada consumirlas especialmente en días de lluvia en los que, no se sabe por qué, su sabor es más exquisito.
LOS DULCES Y POSTRES
La arropía y las marcochas representan el apartado repostero autóctono de esta cocina. Estos dulces elaborados artesanalmente a base de miel de caña se preparan especialmente en la festividad del Día de la Cruz. No obstante, la miel interviene en la elaboración de otros postres como las riquísimas batatas con miel.
Pero si bien toda esta cocina tiene como soporte exclusivamente productos naturales, la mayoría de ellos de producción propia como el aceite de oliva o la miel de caña, no le van a la zaga los vinos que, igualmente producidos en los lagares particulares de los campos de Frigiliana, son el obligado acompañamiento para cualquier guiso. Estos caldos a los que se les conoce como vinos del terreno, presentan diferentes tipos de tonalidad y graduación, y pueden degustarse desde los más secos a los más dulces. Simplemente añadiéndose a otros productos, como flanes, yogures y frutas, se pueden disfrutar durante cualquier época del año.