Madrid, ciudad de película

Fecha: 14 de marzo de 2016
Numerosos rincones de nuestra capital y su comunidad han sido y son escenario de películas, series de televisión y anuncios de publicidad. Platós naturales que hacen caja para un sector audiovisual que en nuestra región da empleo a 24.000 personas. Pero sobre todo, platós de lujo que son todo un estímulo para la cultura y el turismo.
Un gran plató para cine y televisión
Por Maika Cano. Foto portada: El secreto de Puente Viejo. Algodor (ADIF).
Entre las escenas más impactantes rodadas en Madrid, una que seguro recordamos todos es la de la Gran Vía completamente vacía en la película de Amenábar, Abre los ojos. Para rodar aquella escena se tuvo que cortar el tráfico en esta conocida calle madrileña y en otras calles cercanas. Fue a primera hora de la mañana y se necesitaron varias tomas hasta que se consiguió que no hubiera nadie asomado a las ventanas. La sensación que se quería dar era la de que el protagonista estaba solo en un Madrid vacío y desierto. A un vecino le pudo más la curiosidad y acabó asomándose pero esa es otra historia.
Ocho apellidos catalanes. Atocha. (ADIF).
Nuestra historia son los numerosos rincones madrileños que han sido elegidos para hacer de platós para el cine, la televisión y la publicidad. Muchos. La mitad de las películas que se ruedan en España lo hacen en Madrid. Y eso que los rodajes en la capital y su comunidad son los más caros de nuestro país. Nada nuevo. En Madrid, siempre es todo más caro. Incluso rodar en sus rincones, calles, plazas, edificios y en cualquier espacio. Pero todos ellos están tan cotizados que se exprime el presupuesto de la producción hasta donde haga falta. Eso lo que debieron pensar todos esos directores de cine que han pagado para rodar en la citada Gran Vía, en Cibeles, en la Biblioteca Nacional, en la Plaza Mayor, la Puerta de Alcalá, el Retiro, en el Rastro, La Puerta del Sol, el Palacio Real, en las estaciones de Atocha o Príncipe Pio, en el castillo de Manzanares del Real, en Aranjuez o en Chinchón… entre otros muchos lugares o barrios con nombres menos conocidos pero un encanto, un ambiente o una luz especial.
Cámara y acción
El ayuntamiento de Madrid cuenta en su web con información específica sobre los permisos de ocupación de la vía pública para rodajes cinematográficos, documentales y reportajes. Estos permisos son obligatorios cuando “un rodaje necesite la acotación de una superficie en la vía pública y/o espacios verdes públicos destinados al tránsito de peatones, necesite la utilización de equipos electrotécnicos, dificulte la circulación de vehículos y peatones y el equipo de trabajo supere las 15 personas”. La últimas tasas publicadas correspondientes a 2016 valoran en 0,58 euros el metro lineal y en 0,87 el metro en batería. La concesión de los permisos suele tardar unos siete días, salvo para rodajes en el centro de Madrid o en parques o jardines, que tarda unos quince días más.
Metro Madrid
Según estos precios, y sólo para rodar en la calle, estaríamos hablando de unos pellizcos importantes de miles de euros al día en el presupuesto de una película o anuncio de televisión. Para las series se suelen construir decorados, muchos más baratos; y si hay que hacer exteriores y pagar que sea lo mínimo. Sea como sea, lo ideal para los productores a la hora de rodar en Madrid (y en cualquier sitio, claro) es encontrar las menos trabas posibles en cuanto al alquiler del sitio o espacio, que los días de rodaje sean cuantos menos mejor y que las condiciones climatológicas u otras incidencias no se lleven más dinero aún del presupuesto estipulado. Que quitando en las grandes producciones, siempre va bien ajustado.
Para rodar en los edificios históricos se dan más facilidades si los rodajes son para un documental. Todo sea por ayudar en la difusión de la historia de nuestros país. Para la ficción y la publicidad, sin embargo, Patrimonio pone muchísimas más trabas. En Madrid también varían mucho los precios de los rodajes entre los pueblos o zonas de los alrededores y los espacios y calles de la capital. Como dato curioso, cuando se requiere rodar en una carretera, las productoras madrileñas suelen pedir permiso en las provincias limítrofes a Madrid, como Guadalajara, Toledo o Segovia, en las que los trámites son más rápidos, más baratos y con menos restricciones.
En general, en el resto de comunidades autónomas se dan muchísimas más facilidades para los rodajes que en Madrid. Como en Extremadura o Andalucía, donde se ofrecen numerosas subvenciones a las producciones. A los que les toca defenderse alegan que muchas comunidades ofrecen facilidades a través de unas subvenciones que luego no llegan. Es entonces cuando toca cancelar algunos rodajes porque se ha querido abarcar demasiado y no hay dinero para subvencionarlos todos.
Lo que parece una realidad es que la crisis le está dando duro a este sector y las productoras sufren las consecuencias. Desde hace unos años está siendo muy evidente el descenso en el número de rodajes, y lo seguirá haciendo si no se mejoran las condiciones, como los incentivos fiscales. Para colmo de males, y de cara a los rodajes internacionales, la competencia que están suponiendo Marruecos, Malta o el Este de Europa no es nada despreciable.
¿Qué se puede hacer?
A nivel administrativo un rodaje tiene un impacto importante en la economía de una ciudad o comunidad, sobre todo de cara al turismo. Una película internacional es vista por millones de personas, que además de dejar su dinero en la taquilla, se convierten en turistas potenciales para conocer los escenarios de esa película. Es lo que se conoce como turismo cinematográfico. Andalucía sabe bien de este turismo llegado de todas las partes del mundo para ver o pasear en lo que fueron los escenarios de Lawrence de Arabia o Exodus, los desiertos almerienses de los western americanos o escenas de series como Isabel o Juego de tronos. En nuestra comunidad, la época estelar tuvo lugar en los 60, cuando Madrid y su sierra estuvieran considerados como un mini Hollywood. Se rodaron entonces más de 200 películas. Irrepetible aquello. A primeros de este siglo volvió a vivirse una época de bonanza y numerosas producciones y coproducciones generaron bastantes ingresos en la comunidad. De entonces podemos presumir de mostrar al mundo entero lugares y calles de nuestra capital como en algunas escenas de Quantum of Solace, una de las entregas de James Bond, de El ultimátum de Bourne o de las decenas de rincones madrileños de todas las películas de Almodovar.
The cold light of day. Atocha (Adif)
Parece que la Administración es consciente del impacto del sector audiovisual en la economía de una región. Recientemente, se ha puesto en marcha una Oficina de Promoción de Rodajes de la Comunidad, Film Madrid, con el objetivo de promocionar los rodajes en nuestra región. La capital tiene el mayor número de empresas del sector audiovisual de toda España. Esta oficina, creada para ayudarles en todo lo posible, sustituye a la antigua Madrid Film Commision, disuelta en 2014 por deudas y mala gestión. Film Madrid, además de estar formada por organismos culturales y turísticos, trabajará coordinada con todos los ayuntamientos de la comunidad para la organización de rodajes nacionales o internacionales. También para promocionar los rodajes se va a eliminar la tasa por rodaje de películas y series en edificios y espacios de la Comunidad de Madrid. Igualmente, los productores nacionales o de fuera contarán, además de con una web informativa, con un catálogo con localizaciones con fotos y vídeos de toda la oferta de espacios, edificios, paisajes naturales o industriales de la comunidad. Con todas estas medidas se espera que haya un repunte de los rodajes en la Comunidad madrileña, cuya industria audiovisual representa un 4% del PIB (Producto Interior Bruto) regional, y y está formada por 15.000 empresas que dan empleo a unas 24.000 personas.
El Metro y el Ferrocarril también salen en el cine
Además de toda la oferta del ayuntamiento y la comunidad, existen otras empresas que se dedican a ofertar lugares para el rodaje, como es el caso de Metro de Madrid, cuya oferta de instalaciones, estaciones y trenes es de las más demandadas. Sobre todo algunos de sus túneles o la conocida Nave de motores. (http://metronegocios.metromadrid.es/Metro_Negocios/es/Rodajes/).
ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) también cuenta con una oferta de numerosos espacios para rodajes y eventos para toda España que englobaría no sólo estaciones ferroviarias sino también otros espacios industriales o singulares. Entre los platós más solicitados de ADIF en Madrid destacan la Estación Madrid-Puerta de Atocha y la Estación de Algodor, una unidad poblacional perteneciente a Aranjuez que surge en torno a la estación de ferrocarril del mismo nombre, de estilo neomudéjar. Desde la entrada en servicio de la Alta Velocidad esta estación carece prácticamente de tránsito ferroviario, lo que facilita enormemente cualquier rodaje audiovisual. En el recinto, además de la estación y las viviendas, hay una pequeña capilla y unas naves correspondientes al antiguo muelle. En Algodor se han rodado escenas de las series El tiempo entre costuras o El secreto de Puente Viejo, y grabaciones para programas como Top Chef, además de videoclips y otras producciones.
Los precios varían según el alquiler sea para rodajes de anuncios, series, cortos o largometrajes. Actualmente se está preparando el nuevo catálogo con los precios y la oferta actualizados. Mientras se lanza, éste el vigente.
http://www.adif.es/es_ES/comunicacion_y_prensa/doc/singular_railway_set_web.pdf
Una sucursal de Hollywood en la sierra madrileña
En los años 60, Colmenar Viejo fue conocido como el Hollywood español. Mas de 200 películas se rodaron en este pueblo madrileño y en sus alrededores. El apogeo de rodajes en la sierra de Madrid tuvo su origen a mediados de los 50, cuando se empezaron a ofrecer nuestras tierras para rodajes extranjeros con el fin de impulsar la economía. Las facilidades eran amplias pero a cambio, el dinero ganado debía reinvertirse en España, de ahí la cantidad de rodajes que tuvieron lugar en aquella década. La primera película de entonces fue Alejandro Magno (1955), con Richart Burton, a la que siguieron El Cid (1961), con Charlton Heston, entre otras muchas.
Castillo de Manzanares del Real. Pixabay.
Fue una dehesa cercana a Colmenar Viejo, Navalvillar, la que triunfó como escenario ideal para reproducir las praderas americanas y reflejar una luz y un cielo parecido. Por eso la mayor parte de las películas de aquella época eran del género western. Los lugareños de Colmenar, Manzanares, Rascafría o El Molar que fueron contratados como extras llegaban a cobrar 100 pesetas al día ademas de la comida y la bebida. Para la calidad de vida que había en aquella época franquista un sueldo así era todo un lujo; además de vivir la experiencia de tener como compañeros de trabajo a Sofía Loren, Alain Delon, Clint Eastwood, Charles Bronson, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Cary Grant o Robert Michtum, entre otros muchos. Directores como Orson Welles o Stanley Kubrick estaban encantados con los precios que tenían que pagar para rodar en España. La inyección de dinero en la zona llegaba tanto por el trabajo que muchos lugareños conseguían como extras u obreros, como por los ingresos que generaba la contratación de alojamiento y comida para todos, materiales para los decorados y el alquiler de caballos y otros animales de carga. En la dehesa de Navalvillar se construyó un poblado del Oeste, un fuerte y varios ranchos.
Filmografía de aquella época:
Alejandro Magno (1955): Rodada en El Molar y Torrelodones.
Orgullo y pasión (1956): con Sofía Loren, Cary Grant y Frank Sinatra. Para llevar a los actores a Hoyo y Manzanares se utilizaba un helicóptero. Dos reproducciones del Gran Cañón se tenían que transportar en camiones a localizaciones de El Escorial, Ávila o Segovia y contar con la ayuda de la Dirección General de Tráfico. También se tuvo que alterar el paisaje en Hoyo de Manzanares para conseguir unas llanuras que no existían de forma natural.
Salomón y la reina de Saba (1959). El actor protagonista, Tyrone Power, murió de un infarto en pleno rodaje y hubo que sustituirlo. El papel fue para Yul Brynner, a quien le tocó dar réplica a la actriz principal, Gina Lollobrigida.
El Cid (1961): Charlton Heston protagonizó esta conocida producción rodada entre Castilla y Manzanares del Real. Participaron en ella 1.500 soldados del ejército español, 500 jinetes de la policía municipal y 3.000 extras. Costó 7 millones de dólares.
55 días en Pekín (1963): Ante la falta de extras chinos en España hubo que buscarlos en restaurantes y lavanderías de Europa. En total se utilizaron 4.000 extras. 1.500 obreros ayudaron a construir una réplica de la Gran Muralla China a escala para la que tuvieron que utilizarse kilómetros y kilómetros de tubos y tuberías.
La caída del Imperio Romano (1964): El escenario que se construyó, y donde se rodaron numerosas batallas, incluía también un foro romano. Sus dimensiones le hicieron entrar en el libro de los records Guiness en 1995. Participaron más de 3.000 extras y se utilizaron decenas de asnos para subir todos los decorados a las escenas que se rodaron en La Pedriza.
Doctor Zhivago (1965): Ambientada en la Rusia de los zares cuando estalló la revolución bolchevique, fue rodada en España, en Soria para los exteriores y el resto en Madrid, donde se construyó en el antiguo cementerio de Canillas un decorado de 20.000 m2 que recreaba Moscú y que incluía incluso unos tranvías cedidos por la Empresa Municipal de Transportes.
Trilogía del Dólar, de Sergio Leone: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), todas ellas protagonizadas por Clint Eastwood.
Conan el bárbaro (1981). Protagonizada por Arnold Shwarzenegger, la nieve que se esperaba no llegó por esas cosas del destino y hubo que generarla con cañones. Durante el rodaje de esta película tuvo lugar el intento de golpe de estado del teniente coronel Antonio Tejero, lo que supuso recibir la visita entre toma y toma de todo un escuadrón de la Guardia Civil bien armado.